EmprendeRioja | 1/05/20200
“El confinamiento ha llevado al mundo de la empresa a implantar con rapidez medidas para poder seguir funcionando. En cuestión de tres semanas hemos desmontado las formas trabajar de siempre para dar un paso hacia el futuro del trabajo”, afirma Ana Sarmiento, experta en diversidad laboral y relevo generacional.
Si bien, al principio, “la noticia cayó como un balde de agua fría, el caos ha comenzado a organizarse. El Covid-19 ha revolucionado no solo las formas en la que nos relacionamos, sino también cómo se trabaja, se organiza y se comunica una empresa… Esta crisis ha replanteado muchas cosas. Todas las empresas han visto la necesidad de digitalizar sus organizaciones para poder sobrevivir y seguir funcionado y todo eso ya no tiene vuelta atrás”.
En su opinión, esta situación ha impulsado a todos a abrazar la liquidez de la que nos hablaba el sociólogo Zygmunt Bauman, premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2010. “Fue él quien por primera vez habló de ‘modernidad líquida’, una realidad donde el ‘para siempre’ desaparece y todo es volátil, efímero y cambiante. Un conocimiento que no es nuevo. Sin embrago, es una información que sólo las empresas líquidas habían aprendido e interiorizado”.
EMPRESA LÍQUIDA
¿Qué es una empresa líquida? Aquella que sabe dar respuesta y adaptarse al actual modelo de sociedad en la que las condiciones de actuación cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en hábitos y rutinas determinadas.
Para Sarmiento, la pandemia mundial obliga a las empresas a ser lo más líquidas posible para poder sobrevivir. “Esta crisis sanitaria exige modernizarnos y desprendernos de los modelos que han rebasado su fecha de caducidad. Hoy nos vemos abocados a dejar atrás la identidad con la que nos hemos definido hasta el momento. Este duro proceso de ‘destrucción creativa’ conlleva a un impacto en el modelo anterior y, con ello, indirectamente en los seres humanos que las practican. Las empresas también tendrán que prepararse para minimizar este impacto tanto en el corto, como en el largo plazo”.
Según esta experta, solo las empresas que se transformen en líquidas sobrevivirán a esta crisis. “Las empresas líquidas entienden que la tecnología y la cuarta revolución industrial han redefinido el mundo del trabajo y se preparan para navegar las nuevas aguas. Hoy, quienes ya lo tenían asumido lograron continuar su operación sin estar atados a una infraestructura física. No necesitaron de una pandemia para modernizarse y desprenderse de modelos que han rebasado su fecha de caducidad. Gracias a la cuarentena, hoy más empresas comienzan su transición hacia un nuevo modelo de negocio que reemplaza teorías y liderazgos de los años noventa, que no tienen ya cabida en el mundo actual. El confinamiento ha llevado el trabajo a la casa y la casa al trabajo. Si alguna vez creíamos que la vida personal y profesional no se podían mezclar, nos estábamos equivocando”.
Sarmiento enumera siete practicas de cuarentena que se pueden importar para el futuro de los negocios, es decir, cómo debe ser la transición hacia un modelo de negocio líquido:
1. SEGUIR CON LA TRANSFORMACIÓN DIGITAL
“Es una necesidad que no espera y hay que destinar presupuestos a la implementación y capacitación del personal. Por ejemplo, las reuniones virtuales son posibles. No es un dominio exclusivo de equipos en distintos rincones del planeta, sino que pueden ser llevadas a cabo desde diferentes lugares de residencia”.
2. REDEFINIR EL APRENDIZAJE
“En una sociedad líquida no tienen cabida formaciones puntuales para resolver problemas que se han detectado en el pasado. Cada día es un aprendizaje que permite virar el timón cuando cambien las aguas. Se aprende navegando, reflexionando sobre lo sucedido en el día y realizando los ajustes en un pis-pas. Las empresas líquidas son consientes de la realidad que atraviesan a cada momento y de la transitoriedad de cada etapa. No permanecen en un solo estado y saben aprovechar sus recursos para timonear las diversas etapas del negocio”.
3. ELIMINAR ETIQUETAS
“Todas las generaciones tenemos la capacidad de usar la tecnología para teletrabajar. No es un privilegio de millennials y zetas, aunque por el contexto histórico en el que crecieron estén más habituados”.
4. ACABAR CON LA DEMONIZACIÓN DE LOS MÓVILES Y LAS TABLETS
“Son dispositivos de gran ayuda para la vida de la empresa. Nos permiten conectarnos y seguir con nuestras rutinas de una manera diferente y productiva. Estar con un móvil en las manos no significa estar perdiendo el tiempo, incluso si uno se conecta desde una piscina”.
5. AUTONOMÍA
“Es factible que las personas organicen sus horarios de manera flexible para cumplir con sus obligaciones a nivel personal y profesional. El confinamiento lo demuestra. Cabe resaltar también que el atuendo para trabajar no altera el resultado. Durante la cuarentena la gente no está usando la ropa con la que habitualmente se presenta en las oficinas”.
6. REDEFINIR LOS CONCEPTOS DE ÉXITO Y PRODUCTIVIDAD
“Los proyectos se pueden medir por resultados y no sólo por el número de horas que un jefe vea a su empleado en su escritorio o conectado. Basta con establecer los marcos de acción y dar un voto de confianza”.
7. PRIORIZAR LAS RELACIONES CON TODO TIPO DE STAKEHOLDERS
“Aunque en la cadena de negocio se interactúa con muchos actores, el modelo tradicional da prioridad principalmente a los accionistas. Hoy que la mayoría de las empresas necesita una mano amiga y un compás de espera para cumplir con sus obligaciones, los líderes se dan cuenta que la ayuda proviene del gobierno, los clientes, los proveedores, los empleados y los ciudadanos. Es un momento de verdad en el que cada cual recoge lo que ha sembrando y constatamos que ningún stakeholder es más importante que otro. Esta crisis pone en evidencia que hay alimentar el amor de cada uno de ellos y medir el impacto de nuestras pequeñas acciones del día a día”.
Fuente: Emprendedores