Una nueva generación de startups se atreve con mercados complicados, pero que se encuentran en constante crecimiento
Rafa Galán – 9/05/2019
Nuevos modelos de negocio en sectores en crecimiento
Una nueva generación de startups se atreve con mercados complicados, pero que se encuentran en constante crecimiento.
¿No te gustaría saber si el casero del piso que quieres alquilar es de fiar?
En Nueva York cada semana, los inquilinos de apartamentos alquilados realizan aproximadamente 4.000 quejas sobre sus propietarios a través de llamadas a través de un número público del Ayuntamiento de la ciudad para canalizarlas. Estas quejas van dede problemas de moho, excesivo calor y problemas con el agua caliente, hasta problemillas con cucarachas, problemas estructurales que se dejan ver en forma de grietas en las paredes… A la semana siguiente de realizar una queja, un inspector de edificios de una agencia de la ciudad visita el edificio para determinar la legitimidad de la queja y emitirá una infracción si se considera válida. Da para una serie de TV, ¿verdad? Law & Order Apartments Edition.
Estos datos hasta hace poco tiempo estaban muertos de risa.
Rentlogic aprovecha todos estos datos públicos para poner la lupa sobre los caseros más chungos y califica la calidad de una propiedad de cara a su alquiler. Para el usuario particular que busca un piso este servicio se traduce en una extensión para navegadores que informa sobre el estado de un edificio mientras buscas piso en cualquier plataforma online.
Las clasificaciones se generan a partir de conjuntos de datos objetivos provenientes de agencias gubernamentales de la ciudad de Nueva York y de violaciones verificadas emitidas por la ciudad contra edificios.
«Nuestras calificaciones son similares a la calificación crediticia: los eventos y patrones desfavorables bajan la calificación de un edificio, que se recupera a una tasa que depende de la gravedad del problema. Cada tipo de infracción tiene un impacto diferente en la calificación de la carta de construcción y se clasifica según la gravedad, la proximidad y la persistencia. Por ejemplo, el moho tóxico tiene un efecto mayor que un pomo roto. Las cucarachas en una unidad no son tan severas como una infestación en todo el edificio. Una tubería rota que nunca se arregla caerá continuamente en la calificación», explicaba Yale Fox, el emprendedor detrás de este proyecto.
«También tenemos en cuenta que cada edificio experimenta un desgaste en el tiempo. Contabilizamos la cantidad normal de problemas esperados en nuestros algoritmos. Además, nos ajustamos al tamaño de un edificio. Un edificio de 10 unidades con 5 violaciones se consideraría mucho peor que un edificio de 500 unidades con 8 infracciones, suponiendo que las violaciones fueran de una edad y gravedad similares», añade.
Y ahora, como siempre, la pregunta del millón: ¿Cómo ganan dinero? Certificando y asesorando a los propietarios de los edificios o de las viviendas. Les ofrecen la posibilidad de acceder a un sello de calidad que se va renovando cada año.
Ya pagarás el máster cuando encuentres un trabajo
Imagina que estudiantes salidos de Stanford que trabajan en la NASA se convirtieran un buen día en profesores de una escuela de posgrado especializada en ciencias de la computación y que esta escuela es gratuita hasta que encuentras un trabajo.
LambdaSchool ofrece programas formación online interactivos que duran seis meses (aseguran que vas a programar más en esos seis meses que en cuatro años de carrera) y sólo se paga cuando encuentras un empleo: te piden el 17% de tu sueldo durante dos años sólo si ganas más de 50.000 dólares al año. Si no, tan amigos…
Adiós influencer, hola micro-influencer
El problema de los influencers es que no son fans de las marcas. Así que no te diriges a fans de tu marca para venderles más sino que buscas a sus fans para venderles a ellos con calzador. Pero, ¿y si pudieras dirigirte a los fans?
Ese es el hueco que cubre la británica Zyper.
Se trata de una plataforma de software P2P que ayuda a las marcas a identificar, administrar y cuidar al 1% de sus fans. Por «1%» se refiere a los fans más apasionados por la marca, que las cosas como son, no superan más de 1%… en el mejor de los casos de tu base de clientes.
¿Cómo lo hace? Primero, localizándolos con algoritmos que analizan su actividad y sus comentarios en redes sociales, con independencia de su volumen de seguidores. Segundo, tratándoles como si fueran influencers de primera línea con millones de seguidores. Vamos, nada nuevo en el contenido, pero totalmente innovador en el continente.
Piensa en un híbrido entre Buzzsumo y Brandwatch, que encuentran a personajes influyentes clasificando su nivel de influencia en cualquier canal de comunicación desde el principio de los tiempos –entiéndase de Internet–, y Fheel, que detecta a los influencers que mejor ROI van a suponer para tus acciones de marketing.
Compra-venta de equipos musicales de segunda mano
David Kalt, un multiemprendedor fuera de lo común (primero montó una agencia de valores online para negociar opciones y luego una plataforma también online de coaching para empresas), tiene muy claro que es rentable.
Supongamos que estás interesado en adquirir una Gibson Les Paul Custom 1997 Natural, una joya musical de los años cincuenta que dejó de fabricarse en 1968 pero que volvió a cobrar vida durante un breve período de tiempo a finales de los setenta. ¿Cuánto estarías dispuesto a pagar por ella?
O, desde otro punto de vista: Supongamos que eres el flamante propietario de esa Gibson, pero tienes que deshacerte de ella y no sabes por cuánto dinero venderla (porque te puede pasar como a un compañero de trabajo que lleva intentando vender una batería en sitios de Segunda Mano desde hace seis años).
¿Ves tú ahora lo que vio Kalt a finales de 2013?
El sector de la música de segunda mano le llamó la atención porque, asegura, no era especialmente transparente. Busco material vintage en plataformas tradicionales de segunda mano como eBay y se encontró con tal disparidad de precios y con una fragmentación tal de la oferta que decidió lanzarse en este mercado.
Reverb es un marketplace online para comprar y vender equipos musicales de segunda mano que reúne mensualmente a cientos de miles de compradores y vendedores, desde músicos principiantes y tiendas familiares hasta coleccionistas, grandes minoristas, marcas populares y estrellas del rock. Reverb tiene medio millón de referencias que van desde guitarras eléctricas, acústicas y bajos hasta equipos de estudio, sintetizadores, batería, equipos de DJ, instrumentos de orquesta, y software.
Está claro que es un nicho que crece dentro de la segunda mano, pero lo que verdaderamente supone una revolución para su sector, para la segunda mano, es lo que te contábamos de la orientación sobre precios. Este negocio se han inventado una Guía de Precios, en la que se agregan datos de las transacciones en tiempo real para ayudarte a comprender el valor de los equipos e instrumentos musicales que compras y vendes. (Una idea, ejem, extrapolable a muchos otros sectores y nichos de mercado.)
Clubes de coworking sólo para mujeres
Si en 1868 a la popular columnista neoyorquina Fanny Fern no le hubieran prohibido acceder a una cena en honor de Charles Dickens de paso por la ciudad en el Club de la Prensa de Nueva York y no le hubieran ‘invitado’ (toma eufemismo) a escuchar la charla por una rendija de la puerta de entrada, hoy no estaríamos hablando de The Wing, un exclusivo club de coworking en el que la red internacional de espacios de trabajo WeWork acaba de invertir 32 millones de dólares.
Fern, por cierto, puso en marcha un año después, en 1869, el primer club profesional sólo para mujeres de Estados Unidos.
Montar una red de networking femenino no es nuevo. Hacerlo en forma de club, tampoco. Plantearlo en forma de club mira-qué-exclusivo, tampoco. Hacerlo en forma de una red internacional de espacios de trabajo compartidos exclusivos para mujeres sí es diferente.
Y aunque es competencia directa de su inversor WeWork, el modelo de negocio es el mismo (aunque la propuesta de valor sea luego diferente). El modelo de negocio de consiste en alquilar oficinas a bajo coste través de contratos de arrendamiento a largo plazo y luego re-alquilar ese espacio a precios más altos para las pequeñas empresas que necesitan poco espacio. En el caso de WeWork se paga por el realquiler. En el caso de The Wing se basa en el pago de una suscripción anual de 2.700 dólares que da acceso a todos los espacios de la marca cobrando por encima de 250 dólares al mes, dejando a 8.000 personas en lista de espera, pero se basa en el mismo concepto de negocio. Eso sí, es el tipo de club al que se apuntaría Lena Dunham, que de hecho es socia.
Se dirigen no sólo a startups tecnológicas (que tienen mucha rotación y, la verdad, necesitan el espacio durante cortos periodos de tiempo, tú ya me entiendes: o necesitan crecer o cierran), sino a profesionales de distintos sectores, a pequeñas delegaciones de empresas…
Lo que Audrey Gelman y Lauren Kassan, dos emprendedoras de 30 años han querido hacer con este negocio, es precisamente recuperar el espíritu de Fern y actualizar el movimiento de clubes femeninos profesionales de finales del siglo XIX con el reclamo de un espacio de coworking. Sus primeras inversoras fueron las fundadoras de SoulCycle, Julie Rice y Elizabeth Cutler, y una de las cofundadoras de Birchbox.
Marcas millennial de parafarmacia
Andrew Dudum está convencido de que hay mercado para una marca que venda online productos genéricos para combatir la caída del pelo (minoxidil), la impotencia (sildenafil) y el inexorable paso del tiempo en la piel enfocada al público masculino y millennial. Y hacerlo a un precio asequible para todos los bolsillos: todos sus productos oscilan entre los 10 y los 30 dólares (para aumentar el ticket medio, tienen paquetes de productos que sí superan los 30 dólares). Y, en el caso del genérico para la impotencia, con prescripción médica por delante (cuentan con médicos que pueden recetar a distancia dentro de Estados Unidos en todos aquellos estados donde es legal la telemedicina).
Dudum es el director general y cofundador de Atómico, el venture builder de un tal Peter Thiel y un tal Marc Andreeseen, que algo saben de startups y de negocios viables.
¿Qué es, entonces, lo que ha visto Dudum?
Si (NSFW) tecleas «comprar viagra» o «comprar genérico viagra» en Google y comparas los resultados con la tienda online de Hims vas a entender mejor la propuesta de valor que si le dedicamos varios párrafos a explicártelo: tiene que ver con los principios más básicos de branding. Un bote de 10 pastillas de 20 mg de Sildenafil, el genérico de Viagra, cuesta 20 dólares más 5 dólares de gastos de envío (dentro de Estados Unidos, que la legislación a la hora de vender este tipo de productos en cada país es otra historia). 30 pastillas de 25 mg de Sildenafil en otros, ejem, puntos online cuesta en torno a 45-50 dólares más gastos de envío.
Cumplen, es cierto, con la promesa de asequibles, pero sobre todo cumplen con la promesa del branding: más atractivo, más barato.
Además no es tanto lo que venden, sino como lo venden: Puedes vender el genérico de Viagra o puedes vender Sildenafil con un packaging que sigue las actuales pautas de diseño. De hecho, si te fijas la imagen gráfica de esta empresa es muy parecida a la de la marca de cosmética online Aesop, una reciente historia de éxito en el mercado estadounidense.
Con los productos para el pelo pasa tres cuartos de lo mismo. Los principios activos de todos sus productos son viejos conocidos del mercado (minoxidil y vitamina B7), con un nuevo packaging y con otra dosificación para cumplir con la promesa de asequible.
Conectar a marcas y universitarios
https://www.myunidays.com/ES/es-ES?p=AQI
Si nos escribes a la redacción y nos cuentas que has creado un club para acceder a ofertas rápidas de marcas para la generación Z, lo más normal es que no te hagamos mucho caso: porque es un déjà vu como una casa, porque es un mercado complicado, porque tienes que llegar a acuerdos con las marcas y no todo el mundo tiene esa llegada –que se lo digan a cualquier emprendedor que ha intentado tratar con los grandes del retail–, porque no tiene sentido si no lo planteas como un negocio global… ¿Coges la idea, no?
Ahora bien, si una empresa como American Apparel te tiene en cuenta hasta el punto de que te incluye en su web y ofrece descuentos a través de tu plataforma. Si también resulta que nos encontramos exactamente con lo mismo en Asos, Asics, Quicksilver, Uber, RayBan, Hotels.com, Apple Music o Roxy, que no son precisamente marcas de medio pelo. Y si además nos cuentas que:
a. Te estás dirigiendo exclusivamente a los universitarios, una comunidad de 208 millones de estudiantes de todo el mundo.
b. Quieres que empiecen a comprar ahora online, pero que se conviertan en compradores de estas marcas durante toda su vida útil como clientes. (Se supone que es durante los años universitarios cuando los estudios establecen que se crean los vínculos con una marca. Este negocio quiere ‘estirar’ el Lifetime Value de estos consumidores.)
c. Tienes capacidad para verificar de forma instantánea que verdaderamente son universitarios nada menos que 142 millones de estudiantes de 32 países (nada menos que el 72% de la población universitaria mundial).
d. Reconoces que de momento los 142 millones no son usuarios, pero que 8,5 millones sí, y que 2 millones de estos se han descargado además tu app.
e. Y para terminar nos sueltas que en 2017 se facturaron 2.500 millones de euros (y no es una errata) a través de vuestro sistema…
Entonces, escribimos sobre vosotros. En este caso se trata de UniDAYS una plataforma de ofertas que utiliza el modelo de ventas flash combinada con una herramienta de verificación con la idea de conectar a grandes marcas con el público universitario online.
Subalquilar online de forma legal apartamentos
Por si a estas alturas del modelo de negocio no sabías que en los contratos de arrendamiento «sólo se permite el subarriendo de vivienda si el arrendador o dueño lo autoriza previamente por escrito», así como que la Ley de arrendamientos urbanos «no autoriza sin más el subarriendo de vivienda que pueda efectuar el inquilino a favor de terceras personas, salvo que expresamente esté recogida en el contrato dicha posibilidad», ya te lo contamos nosotros.
Y es en este matiz legal donde entra en juego Flip, un negocio que no nos resistimos a definir como un Airbnb que no te va a dar problemas con la ley.
Flip es una plataforma online que permite anunciar y subarrendar una habitación o una vivienda, enviando un aviso al propietario en el primer caso y generando los documentos legales necesarios en el segundo, con el objetivo de proteger a los caseros en el caso de que haya un problema legal más adelante. Flip realiza además una verificación de crédito de los futuros inquilinos y hace una recomendación sobre si ese subcontrato debería seguir adelante o callar para siempre. En caso de aprobarse, gestionan los pagos.
Flip es una herramienta gratuita para los caseros. Su modelo de negocio se basa en cobrar una tarifa de servicio del 5% a los inquilinos entrantes cuando reservan un espacio. «Se requiere un depósito para reservar un listado y agregamos esta tarifa en el depósito. Por ejemplo, si el depósito es de 1.000 dólares, pagará 1.050 dólares para poder reservar la habitación/vivienda», explican los emprendedores detrás de este proyecto.
Entradas de última hora para eventos deportivos
Después de estar a punto de perderse un partido de baseball de los San Francisco Giants porque no conseguía encontrar ningún sitio donde imprimir unas entradas que había comprado en el último minuto antes del encuentro, Brad Griffith comenzó a darle vueltas a cómo podía hacer todo el proceso de compra más sencillo. Y así nació Gametime.
Lo primero que pensó fue en que resultaba fundamental eliminar el papel: sólo entradas electrónicas a través de una app. En segundo lugar, bajar el precio de los tíquets de última hora: aquí entra en juego un algoritmo que analiza los asientos vacíos invendidos antes de un encuentro. En tercer lugar que fuera rápido: por un lado, en lugar de ofrecer una larga lista de resultados que lleva tiempo repasar y más aún seleccionar, poner pocos, pero que se adaptaran a los intereses del aficionado (aquí entran también en juego los algoritmos); por otro lado, con el pago cifrado y el acceso desde el teléfono, el proceso de pago tarda 9 segundos en lugar de los 5 minutos que hasta entonces un aficionado podía dedicar a rellenar un formulario web.
Existen ya negocios que cubren el mercado secundario de entradas, como StubHub o SeatGeek (en ambos casos, con precios elevados), pero no se había desarrollado un mercado centrado en las ofertas de última hora, como ocurre, por ejemplo, en el turismo. Algo conocen el mercado. El socio de Griffith es Colin Evans, cofundador precisamente de StubHub (una empresa adquirida por eBay que el año pasado compró la española Ticketbis).
El año pasado facturaron 50 millones de dólares. ¿Sabes, por cierto, quién fue uno de sus primeros inversores? Jeff Mallett, antiguo COO de Yahoo e, ironías de la vida, co-propietario de los San Francisco Giants que le dieron la idea a Griffith.
FUENTE: Revista Emprendedores