Beatriz Cerrolaza, CEO de Alise Devices, analiza qué particularidades hay en España y ofrece consejos sobre cómo abordar un reto más complejo de lo que se suele decir.
Emprender e innovar, siempre de la mano, han de apoyarse en grandes cantidades de trabajo, perseverancia, intuición y entusiasmo. Sin embargo, cuando se trata de una Empresa de Base Tecnológica con sede en España, conocer el medio y sus particularidades puede ser capital para prevenir una muerte prematura.Huyendo del formato ‘Receta paso a paso para el éxito’, el objetivo de este texto no es otro que llamar la atención sobre aquellas cuestiones que marcarán profundamente el devenir del proyecto.
Respeta las reglas del juego
Con frecuencia escucho a emprendedores recrearse en las quejas al entorno nacional comparando nuestro ecosistema con el israelí o el estadounidense. Además de tratarse de visiones sesgadas de realidades no experimentadas, esos lamentos son totalmente estériles.
Mi postura al respecto es muy clara: “Si juegas, has de respetar las reglas del juego y no puedes pretender que se cambien a mitad de la partida si éstas no te favorecen”. Nuestra labor es conocerlas a fondo y a ser posible antes de emprender, pero no quejarnos de lo injustas que son.
Financiación pública
El apoyo a la investigación y a la innovación es, sin duda, la asignatura pendiente de este país. Emprendimiento, innovación, tecnología, I+D… son términos que políticos y dirigentes utilizan frívolamente sin siquiera atisbar el alcance de los mismos. Estas actividades han de ser el motor de cualquier sociedad desarrollada. Pero las miras cortoplacistas de administraciones y gobiernos se traducen en pésimas estrategias en esta materia. A pesar de todo lo anterior, si tu actividad fundamental es el I+D, podrás beneficiarte de financiación pública y beneficios fiscales a los que otros emprendedores no tienen acceso. Normalmente, a través de convocatorias competitivas nacionales o internacionales, se articulan diferentes instrumentos de financiación que incluyen préstamos y subvenciones. La iniciativa NEOTEC, las Ayudas para contratos Torres Quevedo (para la contratación de Doctores) o el SME Instrument del programa H2020 son sólo algunos ejemplos.
Si bien la financiación pública no puede ser el centro de tu estrategia financiera, dedicar los recursos necesarios a la elaboración de las propuestas puede traducirse en una bocanada de oxígeno para tu tesorería que facilite la supervivencia en la fase inicial.
Sal del laboratorio
La tan temible ceguera del emprendedor por enamoramiento de su producto tiene mayor incidencia en empresas tecnológicas puras. La mayor parte del equipo está integrada por tecnólogos para los que el emprendimiento ha sido con toda probabilidad un evento accidental. Se sienten mucho más cómodos en el laboratorio y podría pasar décadas mejorando el producto. Todos los esfuerzos han de enfocarse en el conocimiento profundo del mercado y en adaptar el producto al mismo. Probablemente la historia estará llena de fantásticos inventos que nunca llegaron a los consumidores, pero jamás lo sabremos porque se quedaron en el laboratorio, mejorándose hasta que pasó su momento y se convirtieron en perfectos productos obsoletos.
La propiedad intelectual, tu gran activo
Una de tus prioridades ha de ser el diseño e implementación de una buena estrategia de protección industrial e intelectual. Es cierto que necesitarás el apoyo de agentes de patentes para todos los trámites, y sin embargo es muy recomendable tener un conocimiento lo más amplio posible de todas las opciones de que dispones.
Si bien en ocasiones el Secreto Industrial puede ser la mejor opción, el hecho de tener una fecha de prioridad al solicitar una patente ya te da una protección temporal que te permitirá hablar de tu tecnología con mucha más seguridad y libertad. Además, las patentes no sólo son una herramienta de protección y de monopolio temporal, sino que puede suponer una fuente de ingresos alternativa a través de las licencias y las transmisiones.
Y reiterar una obviedad que, no por serlo, deja de causar quebraderos de cabeza y disgustos a tantos y tantos inventores: Primero patentar, después publicar. Una invención ha de cumplir tres requisitos para su patentabilidad: novedad, actividad inventiva y aplicación industrial. Si se publica cualquier cosa antes de la solicitud ya nunca se le puede devolver la novedad a una invención.
La ley de la ciencia
Una queja muy frecuente en el ámbito universitario es el carácter limitante de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (LCTI) que, según muchas opiniones, bloquea o frena la creación de más spin-offs. En materia de emprendimiento, esta ley define una serie de incompatibilidades para aquellos socios de la compañía que compatibilicen su actividad docente e investigadora con la empresarial. Estas incompatibilidades básicamente se resumen en la imposibilidad para éstos de ostentar más de un 10% del capital social, no pudiendo tampoco ser miembros del órgano de administración.
Pero esta Ley contempla numerosas exenciones parciales del régimen de incompatibilidades para aquellos investigadores que quieran formar parte del personal de la spin-off. Además, la posibilidad de solicitar una excedencia temporal es un privilegio con el que cuenta el personal docente investigador en pro del fomento del emprendimiento y la innovación de calidad en materia tecnológica.
En mi opinión, lejos de ser restrictiva en exceso, se trata de una ley realista y justa. Nada tiene que ver la investigación que se realiza en un Organismo Público con la actividad empresarial que conlleva hacer esa invención rentable a través de su lanzamiento en el mercado. Una correcta hoja de ruta y personal dedicado a tiempo completo serán condiciones sine qua non para contar con alguna posibilidad de éxito. Siempre que escucho quejas sobre las incompatibilidades contempladas por la LCTI digo lo mismo: “¿Y por qué no pides una excedencia? Si no estás dispuesto a dar el salto con red que ello conlleva, no te mereces más de un 10% ni participar en la toma de decisiones.”
Es momento de ponerse las pilas
Y, por último, una llamada de atención a las Universidades dado que el abismo que separa a estos Organismos Públicos del mercado es tan enorme que una y otro ni siquiera se vislumbran. La calidad de las invenciones desarrolladas en nuestras universidades es excelente, pero la mayor parte de ellas no pasan de ser una línea en el CV de su personal investigador. No es suficiente con escribir informes, lanzar competiciones y crear viveros de empresas que nunca se llenarán. La Universidad ha de ser un sello de calidad y debe suponer un apoyo constante para el emprendedor en lugar del lastre en que se convierte en demasiadas ocasiones. En muchas ocasiones, la toma de decisiones se alarga tanto en el tiempo, y los acuerdos planteados son tan impracticables, que bloquean cualquier posible alianza o acuerdo comercial disuadiendo además a los inversores. Y si, a pesar de todo lo anterior, sigues pensando en lanzar una EBT en España, sólo me queda felicitarte por tu arrojo y confirmarte que será una aventura vital absolutamente emocionante. Vas a aprender muchísimo. Vas a fallar muchas veces y a acertar unas cuantas más. Será una montaña rusa que pondrá a prueba tu estómago y tus nervios y desordenará tu vida hasta límites que no sospechas. Y, sobre todo, te deseo todo el esfuerzo y el acierto de que seas capaz, porque el éxito no tiene nada que ver con la suerte.
Fuente: Revista Emprendedores