EmprendeRioja | 6/03/2020
Después de que Steve Jobs fuera despedido de su propia empresa, el gurú de la tecnología se embarcó en otra aventura, esta vez en el mundo audiovisual. 1989 Jobs firmó un convenio con el estudio Colossal Pictures para la creación de comerciales televisivos y películas promocionales bajo el nombre de Pixar.
El primer proyecto sobre la mesa fue Toy Story, una historia de animación sobre unos juguetes con vida propia. Toy Story apareció en 1995 siendo un éxito en taquilla. El deseo por crear más películas y repetir el éxito se apoderó de los empleados de la compañía, que se preguntaron si Pixar también debería hacer películas de acción al puro estilo Vin Diesel.
No solo eso: ¿Qué pasa con los programas de televisión? ¿Videojuegos? Los empleados de Pixar estaban preparados para dar el salto desde el inicio a una compañía de entretenimiento audiovisual global. Pero de entre todas esas personas había una que discrepaba en esta estrategia. Sin duda, esa fue Steve Jobs
Para mantener al equipo en tierra, el creador de la manzana compartió una historia de advertencia que mantuvo el rumbo y salvó de la bancarrota a la empresa. La historia ha salido a la luz por Matthew Luhn en su libro The best story wins: How to leverage Hollywood Storytelling in Business & beyond.
El relato comenzó así: «Cuando Apple recién comenzaba, al equipo y a mí nos encantaba ir a comer sándwiches en un puesto particular de Silicon Valley. Aunque era una tienda pequeña, puesta en marcha por un negocio familiar, servía los mejores sándwiches de la zona”.
Jobs explica que los sándwiches estaban tan ricos que incluso esperaban cuarenta y cinco minutos en la fila para conseguir uno. Pero a medida que la tienda de sándwiches creció en popularidad, los propietarios comenzaron a servir café y pasteles para competir con Starbucks y Krispy Kreme.
Algunos pensarán que este es el camino correcto que toda empresa debe seguir. Desafortunadamente, su café y pasteles fueron mediocres, y los sándwiches dejaron de hacerse con tanto mimo y detalle. Entonces Jobs y sus compañeros no volvieron a comer allí. Pero no solo ellos, meses después, mucha más gente, lo que propició la quiebra de la tienda y su correspondiente cierre.
La moraleja de esta historia es clara: zapatero a tus zapatos. Aunque Toy Story fue un gran éxito, si Pixar hubiera empezado a hacer películas fuera del terreno de la animación, se habría separado tanto de la raíz de su proyecto, que el riesgo de perderlo todo hubiera sido alto. “Necesitábamos concentrarnos en hacer muy buenas películas familiares animadas”, dijo Jobs.
Fuente: Emprendedores