Llevamos tiempo oyendo hablar del crowdfunding, crowdlending, micromecenazgo…sin lugar a dudas vías alternativas, sustitutivas y/o complementarias al sistema bancario tradicional, plataformas financiación participativa que en países desarrollados de nuestro entorno se están desarrollando a gran velocidad.
En el post de hoy nos vamos a centrar en las plataformas de financiación participativa basadas en préstamos, lo que comúnmente denominamos en el argot anglosajón que tanto nos gusta a los españoles, plataformas de crowdlending.
El crowdlending básicamente consiste en plataformas financieras 100% virtuales (Fintech), que ponen en contacto a prestamistas-inversores, con emprendedores o empresarios, a través de la cual se apoya para que se pacten préstamos con unas devoluciones de cuota formadas por capital e intereses. Este tipo de portales o plataformas a su vez ofrecen otra serie de servicios de valor añadido como puede ser la preselección de préstamos, servicios de calificación crediticia, gestión de pagos y cobros y recobro de la morosidad, entre otros.
Este tipo de empresas financieras busca usar la tecnología e internet para operar en segmentos de mercado a los que la banca tradicional es más reacia a entrar, como puede ser el segmento de los créditos al consumo, o el apoyo a nuevos proyectos.
Tan solo con ver como las fintech en China y países anglosajones como USA o Estados Unidos, a lo largo del pasado 2015, han conseguido captar más de 3.000 millones de dólares en capital riesgo, podemos hacernos una idea de la expansión que se prevé para este tipo de compañías.
En España es un negocio incipiente. La Ley 5/2015 de Fomento de la Financiación Empresarial dotó de seguridad jurídica a las empresas que se estaban desarrollando con estos fines, si bien con la idea de proteger a los pequeños ahorradores, el régimen jurídico español limita el volumen de los préstamos individuales, así como la inversión máxima que un inversor no acreditado puede realizar y la inversión que una plataforma puede retener, no obstante y a pesar de todos estos inconvenientes en la actualidad ya hay una plataforma por lo menos que cumple con los requisitos exigidos por la CNMV y el Banco de España, My triple A, y a lo largo del 2015 se estima que el volumen de crédito financiado por plataformas de financiación participativa ascendió a, aproximadamente, 30 millones de euros, una pequeña parte del crédito total del sector.
En cualquier caso, todavía es pronto para conocer la evolución de este tipo de empresas, pero sin duda, ofrecen un servicio a los emprendedores con el que antes no se contaba, por lo que desde el Servicio de Creación de Empresas de la FER consideramos interesante seguir e incluso valorar como una alternativa o complemento al sistema bancario tradicional.