Financiación: Diferencia entre préstamo y crédito

Ya hemos hablado en otras ocasiones de las diferentes formas de financiación que tienen los emprendedores. Es uno de los temas que más tratamos en nuestro servicio de asesoramiento, puesto que la financiación es muchas veces la gran barrera que tienen que franquear los futuros empresarios para poder poner en marcha su negocio. Existen multitud de negocios financieros existentes, tanto entre particulares o empresas, como a nivel bancario.

Hoy nos vamos a centrar en explicar las diferencias entre dos contratos bancarios que muchos piensan que son sinónimos, dos conceptos financieros que en realidad son muy diferentes: el préstamo y el crédito.

Préstamo.- contrato bancario en el que la entidad financiera (prestamista) entrega una cantidad de dinero al cliente (prestatario) y que éste tendrá que devolver en un determinado plazo de tiempo a cambio de un interés que se cobra por la totalidad de la cantidad prestada. La amortización del préstamo suele ser mensual.

Crédito.- contrato bancario en el que la entidad financiera pone a disposición del cliente una cantidad de dinero pactada entre las partes para que éste la vaya usando y devolviendo según sus necesidades económicas. Aunque se suele cobrar una comisión mínima por el total del dinero, los intereses se calculan solamente por la cantidad utilizada y por el tiempo de disposición de esa cantidad. La cantidad total no se entrega al cliente, solamente se concede la posibilidad de utilizarla cuándo desee, siempre dentro de los límites pactados. Lo mismo ocurre con la devolución de esas cantidades usadas, no existe una cuota obligatoria mensual, sino que el cliente decide cuándo devolverla.

Como hemos podido comprobar, son contratos bancarios muy diferentes y deberán ser utilizados según las necesidades de la empresa. La importancia radica en estudiar las condiciones de uno y otro para tomar una decisión.

En cuanto a la carga financiera para la empresa, es decir los costes de ambos contratos, los intereses de los créditos suelen ser superiores a los del préstamo, pero si no se dispone de toda la cantidad dispuesta, puede salir más económico. Lo importante es ver las condiciones impuestas por la entidad financiera y estudiar las necesidades reales y concretas de la empresa. Usaremos una u otra opción en función de esas necesidades financieras. Veamos algún ejemplo:

Usaremos el préstamo para el pago de inversiones: maquinaria, mobiliario, vehículo,… o la compra de un inmueble. Es decir, para pagar un bien concreto. Usaremos el crédito no para pagar un bien concreto, si no para paliar dificultades financieras transitorias ocasionadas por diferentes motivos. Por ejemplo, por el retraso en el pago de nuestros clientes, o para pagar la mercancía de temporada de un comercio. Una vez que cobremos esos pagos pendientes o empecemos a vender la mercancía, iremos restituyendo el dinero usado del crédito para así que no generen excesivos intereses y volveremos a tener disponible nuevamente esas cantidades.

Hay emprendedores que deciden usar el préstamo en lugar del crédito por parecer que sus costes son menores, argumentando que “intentarán devolverlo lo antes posible”. Sin embargo, puede ser un error puesto que los préstamos suelen calcular los intereses con el denominado “sistema francés”, sistema donde los primeros años los intereses son mucho mayores que en los últimos, por tanto, no conviene hacer contratos largos pensando en amortizar de forma anticipada.

La duración de ambos contratos también es diferente. Así como el préstamo tiene un plazo determinado, en el crédito ese plazo inicial suele ser fácilmente ampliable a su finalización, renovando las condiciones las partes, siempre que el empresario cumpla con la devolución del mismo.

Obviamente, lo mejor opción para el emprendedor es no tener que recurrir a cualquiera de los contratos bancarios existentes, pero la realidad es que la necesidad de financiación es algo común en la casi totalidad de los nuevos proyectos. Por ello, es de vital importancia conocer todos los instrumentos disponibles y jugar con unos y otros para conseguir equilibrar nuestras finanzas y para ahorrar los mayores costes financieros posibles.

Como siempre, desde el servicio de asesoramiento de la FER, estamos abiertos a tratar ésta y otras cuestiones para la puesta en marcha de las ideas emprendedoras.

 

Alberto Mesas
Asesor Emprenderioja