Cuatro de cada diez negocios españoles permiten a sus clientes pagar fuera de plazo. El motivo, normalmente, es porque no les queda más remedio que aceptar el retraso ya sea por dificultades que tiene el cliente o porque ejerce una posición dominante. Sólo el 5% propone un recargo en la factura al aceptar esos plazos de pago más largos, según el informe “Europeo de Pagos” elaborado por Intrum. La entidad ha aportado cinco claves para prevenir la morosidad.
Pablo Escalona | 22/10/2018
El 42% de los autónomos y las pymes españolas asumen que sus clientes incumplirán los plazos medios de pago. España es el segundo país, solo superado por Bosnia-Herzegovina, donde más se acepta ampliar los plazos de pago en las facturas. De media, los autónomos y pymes españoles en España admiten hasta 46 días para realizar sus pagos, un dato que resalta en comparación con la media europea de 23 días, según revela el último informe “Europeo de Pagos” elaborado por Intrum.
Los motivos más comunes por los que cuatro de cada diez negocios españoles permite a sus clientes que abonen el importe del servicio o producto fuera de plazo, suelen ser: posición dominante del cliente, especialmente cuando se comercia con una gran empresa que impone sus condiciones; que el cliente esté pasando por dificultades financieras y necesite más plazo para cumplir con sus obligaciones; o por un pacto cuando se trata de un buen cliente al que se le lleva tiempo vendiendo servicios o mercancías. A pesar de estas distintas causas, según el informe, la principal razón para no recibir los pagos a tiempo son los problemas financieros de los clientes: “Los clientes simplemente no pueden pagar lo que deben, al menos no a tiempo. También los encuestados tienden a culpar a las ineficiencias administrativas o incluso a señalan que, en muchos casos, los pagos se hacen tarde de forma intencionada”, afirman desde Intrum.
Además, el 54% de los autónomos y pymes afirma cobrar más de la mitad de sus facturas tarde y sólo el 3% asegura no haber cobrado ninguna factura fuera de su plazo de pago.
Según la entidad, las consecuencias de no recibir los pagos a tiempo pueden ser graves para las empresas. “Los empresarios pueden verse abocados a soportar problemas de liquidez, pérdida de ingresos e incluso ver amenazada la supervivencia de su negocio”. Es decir, la devastadora situación de que los clientes incumplan los plazos medios de pago impide el crecimiento y la oportunidad de crear nuevos puestos de trabajo.
Los negocios españoles no añaden recargos
A pesar de que el nivel de conocimiento en España de la Directiva Europea de Lucha contra la Morosidad es el segundo más alto de Europa, el 51% de las empresas españolas afirma conocerla (la media europea es del 28%), tan solo el 12% de esas empresas afirma acogerse al derecho a añadir un recargo de un mínimo de 40 euros por retrasos en el pago de clientes y del sector público.
Los datos del informe revelan que, aunque no se admitieran plazos de pagos de pago más elevados, realmente los clientes particulares están tardando una media de 45 días en pagar y 56 días las administraciones públicas. Lsa legislación española obliga a abonar las factutras en un máximo de 30 días en el caso de las administraciones públicas y de 60 días en el caso del sector privado. Los impagos supondrán este año un descenso del 0,7% en la facturación total de las empresas españolas.
Respecto a las precauciones que toman los negocios españoles para protegerse de los impagos, el 19% recurre a seguros de crédito, el 14% revisa el crédito y el 10% exige el pago por adelantado. En menos medida, recurren a las garantías bancarias y al factoring. El 39% nunca entrega las facturas impagadas a una empresa de recobro.
¿Cómo prevenir la morosidad?
Este grave problema de la morosidad hace que pymes y autónomos se vean forzados, en muchos casos, a cerrar su negocio ante la falta de liquidez. Para frenar esta situación, los expertos de Intrum han definido cinco puntos a tener en cuenta para prevenir el retraso en el cobro de las facturas:
– Conocer el riesgo que entraña el cliente: Antes de firmar un contrato con un nuevo cliente, la entidad aconseja asegurarse de que no pertenece a un registro de morosos ni tiene causas pendientes con la Administración Pública.
– Solicitar pagos por adelantado: Para no incurrir en elevados costes externos antes de comenzar a trabajar en cualquier proyecto, lo ideal es solicitar pagos adelantados. “De este modo, no se comenzará con la producción hasta que el cliente no haya ingresado, anticipadamente, una parte de lo presupuestado”. Esta medida debe especificarse en las condiciones de pago para que los clientes sean conscientes de la misma.
– La rapidez es un grado: Lo más conveniente es emitir la factura en cuanto sea posible y controlar los vencimientos, anticipándose a estos. “En muchas ocasiones son las propias compañías las que se retrasan al enviar facturas, y en ciertos casos, los retrasos en los pagos son consecuencia de una gestión de cobro ineficiente”, señala Intrum.
– Apostar por el carácter negociador: “Una de las mejores armas para evitar que las deudas se extiendan en el tiempo es la proactividad”. Para conseguirla hay que ofrecer diferentes medios y opciones de pago y ser constante a la hora de reclamar facturas no pagadas. “Todo ello sin olvidar el carácter negociador en cada una de las acciones y palabras”.
– Protegerse: Contratar una empresa experta en gestión de cobros y prevención de impagos para protegerse de las deudas es una opción idónea. Además de prevenir el impago, también tendrán un servicio de gestión completa de las deudas, actuando como una especie de departamento interno de la propia compañía.
Fuente: Autónomosyemprendedor.es