En el proceso de apoyo al Emprendizaje realizado desde las instituciones nos encontramos a menudo con estas preguntas: ¿me podría orientar sobre qué tipo de negocios podrían ser más rentables?, ¿dónde hay oportunidades?, ¿en qué puedo emprender?
La primera reflexión a la que nos vemos abocados ante este tipo de cuestiones es que gran parte de nuestros emprendedores de hoy en día son “Emprendedores de Necesidad”, no vocacionales. Necesitan sobrevivir en un entorno de crisis económica.
La segunda es que falta formación, o información sobre la formación de los Procesos de Emprendizaje. La formación puede ayudar al emprendedor a canalizar sus reflexiones, a ordenar sus ideas y a tomar decisiones.
La tercera reflexión tiene forma de pregunta: ¿es viable una orientación sectorial estratégica desde las instituciones de esta “Energía Emprendedora de Necesidad”?; ¿sería osado por parte de las administraciones recomendar tal o cual iniciativa?.
Respondiendo a estas cuestiones, y teniendo como telón de fondo el “laissez faire y la mano invisible de Adam Smith,” nos encontramos con el hecho de que las administraciones sí pueden aportar al emprendedor una perspectiva global y estratégica de la situación del tejido empresarial. Distinguimos dos dimensiones:
– Comercio y servicios en ciudades.
– Tejido empresarial industrial, tecnológico y afines.
En este artículo nos centramos en la primera dimensión, abordando la segunda en otro posterior.
HACIA UN MODELO DE CIUDAD EMPRENDEDORA
Las instituciones pueden ser las catalizadoras de la estrategia comercial y de servicios de una ciudad.
Es posible diseñar un objetivo de modelo comercial, de distribución urbanística y de composición sectorial del comercio y de los servicios.
Para ello un ejercicio de “Benchmarking”, de ojear estrategias de otras ciudades –nacionales o internacionales– puede ser interesante. Si observamos ciudades de un tamaño semejante a la nuestra podemos cuantificar densidad de comercios y distribución sectorial. Posteriormente comparamos los resultados con nuestra ciudad e identificamos Gaps (lo que nos falta o sobra para alcanzar el modelo).
Otra reflexión útil es “En qué queremos destacar comercialmente”, “en qué queremos diferenciarnos”, “qué busca el ciudadano de X”, “qué busca el turista que acude a X”. En este apartado sería interesante la realización de encuestas o entrevistas en profundidad.
A partir de los datos extraídos de estas reflexiones podemos deducir que faltan –o que sobran– negocios como wine bars, teterías, tiendas de tallas especiales, centros de belleza integrales, sastrerías, servicios de recados, servicios de reparaciones del hogar, restaurantes peruanos, ahorradores energéticos, adiestradores y psicólogos de mascotas, arreglos de medias, cuidados y ocio para la tercera edad, centros de mecanografía, por poner ejemplos.
En definitiva, se trata de gestionar información desde el punto de vista estratégico para generar un listado de posibles negocios en los que detectan gaps, es decir, que existen en menor medida respecto a nuestro modelo, o que podrían acometer una reconversión.
Finalmente entraría en juego la creatividad sin límites, el pensamiento lateral y las ideas disruptivas a través de “Brainstormings” al efecto, cuyos resultados podrían ser objeto de gestión bajo el paraguas de Bancos de Ideas, Talleres de Ideas y Viveros Comerciales.
Qué duda cabe que todas estas iniciativas requieren de una mentalidad de “Compartir ideas para hacerlas realidad”.
En la era de las TICs seguro que una aplicación móvil / un video juego puede ser la base de un buen Modelo de Ciudad Emprendedora….
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