EmprendeRioja | 06/12/19
«A caballo entre el cierre del año y la elaboración de los planes de negocio y crecimiento del próximo año, volvemos a apostar por el mercado exterior y la internacionalización como vía de crecimiento. Y es que el impasse electoral y las dudas macroeconómicas sobre un nuevo estancamiento o incluso de una recesión, hacen inevitable poner la mirada en el mercado exterior para crecer», afirma Juan Millán, socio director de Gedeth Network.
Nativos internacionales
Si durante la última década no hemos dejado de hablar de la importancia de ser un nativo digital, «durante la nueva década que empezamos tendremos que poner el foco en convertirnos en nativos internacionales. Porque, cada vez más, pensamos en un mundo empresarial global en el que la tecnología y la normativa te permiten cada día vender en un país u otro y en el que tienes que adaptar tu producto o servicio a los gustos y peculiaridades locales de los consumidores».
Para Millán, los nativos internacionales serían todos aquellos que se relacionan con el mercado desde una visión global. «No importa el tamaño o el sector en el que operan, sino que se asuma como premisa de trabajo que el terreno de juego ya no es una provincia o estado, sino allá donde exista una oportunidad para vender o mejorar nuestros productos y servicios. El nativo internacional es aquel capaz de entender y hacerse entender en entornos que no son los que físicamente le rodean. Es necesario asumir que las diferencias existen y que no hay una manera correcta de hacer las cosas para todos los mercados».
Según datos de Gedeth, para el año 2050, siete de las diez economías más grandes del mundo en la actualidad no estarían dentro del G-7 de esa década. Y, más llamativo aún, ninguno sería europeo. Así que para ir dando los primeros pasos en la internacionalización y sin necesidad de saltar tres décadas hacia adelante, Gedeth recomienda poner la mirada en las oportunidades que ofrecen algunos mercados y países para la próxima década.
1. Australia
«Cada año unos 200.000 turistas australianos –casi un 1% de su población– visitan España. Sin embargo, pese a que acaban de cumplirse 50 años de relaciones bilaterales y se está trabajando en la firma de un nuevo tratado de libre comercio UE-Australia, continúa habiendo un gran desconocimiento empresarial mutuo y el mercado australiano sigue siendo un gigante lejano para las empresas españolas. Y resulta curioso, ya que ningún país mantiene las tasas de crecimiento continuado aussie [de Australia] en casi las últimas tres décadas y, por su extensión y variedad sociodemográfico, supone un mercado muy atractivo para llevar cualquier producto. Aunque se calcula que hay más de 6.000 empresas exportando productos y servicios a Australia, apenas representan el 0,6% de las exportaciones españolas», argumenta Millán.
La gran distancia que separa aquel país de España es un coste importante y supone una gran diferencia horaria (diez horas) que ha echado atrás a muchas empresas. Pero, por otro lado, «también conviene tener en cuenta los beneficios y oportunidades que brinda este mercado: poder adquisitivo, estabilidad, seguridad jurídica, una logística asequible, una plataforma para acceder Nueva Zelanda (con atractivas oportunidades en el ámbito de las infraestructuras) y a todo el mercado de Asia-Pacífico, o la escasa competencia, por el momento, de otras empresas españolas».
De hecho, añade este experto, «la poca presencia española contrasta con el prestigio culinario del que goza España entre el público australiano. La proliferación de restaurantes y jóvenes chefs españoles allí está cambiando la visión que en ese país se tenía de nuestra gastronomía. Lo que abre una oportunidad interesante para todas las empresas españolas de productos de alimentación y propuestas gourmet y ecológicas».
Por otro lado, Millán sostiene que el reconocimiento al trabajo de algunas de nuestras multinacionales en América Latina está facilitando el efecto arrastre de las grandes empresas ya consolidadas allí (como Navantia o Grupo Fernández Jové) a la hora de contar con la colaboración de empresas más pequeñas y especializadas que aportan muy buenas soluciones a precios mucho más competitivos que los locales. «De hecho, un enorme potencial de colaboración entre empresas de ambos países sería a través de la innovación que será uno de los grandes pilares de crecimiento. Por ejemplo, para oportunidades ligadas a smart cities, energías renovables, agrobusiness… Para ello, existen líneas y acciones de ámbito nacional CDTI y europeo, así como las oportunidades de colaboración con las prestigiosas universidades australianas –7 de ellas entre las 100 mejores del mundo–».
2. Perú
«Se trata de una economía con un crecimiento interesante (3,2%), que se sitúa bastante por encima que la media en esta región, y con una considerable estabilidad en los últimos años. Esto se traduce en seguridad para los inversores y las empresas en su percepción del país como destino para realizar negocios e inversiones. De hecho, España se ha convertido en el primer inversor en Perú, con unos 10.000 millones de dólares de inversión acumulada aproximada, que representa en torno al 5% del PIB peruano. En total, ya hay más de 800 empresas multisectoriales ya implantadas que están generando unos 500.000 puestos de trabajo directos e indirectos», destaca Millán.
Algunas de las oportunidades de negocio más atractivas tienen que ver con las infraestructuras y transportes o con los suministros (agua, saneamiento…). «Tanto para la ejecución de obras como en las oportunidades de proyectos de consultorías digitales, de ingenierías, procesos… para ayudar a la transformación digital y reducir la brecha a largo plazo. Sólo en proyectos relacionados con transporte, salud, energía, agua, telecomunicaciones… hay previstos casi 160.000 millones de dólares en inversiones hasta 2025: ampliación del aeropuerto de Lima, nuevas terminales portuarias, líneas de metro en Lima y trenes de cercanía…», enumera este experto.
En este contexto, el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC), aprobado en julio de este año, «prioriza 52 proyectos que se ejecutarán por todo el país con una inversión estimada de más de 26.000 millones de dólares. A ello, se suman los incentivos fiscales como el modelo de obras por impuestos, la devolución anticipada del IGV (nuestro IVA) o las ayudas para la reconstrucción de las zonas afectadas por el fenómeno del Niño. Dos segmentos interesantes para crecer en Perú y donde las empresas españolas pueden apalancarse en su innovación y experiencia son el turismo y la alimentación. El objetivo del país es duplicar las exportaciones de alimentos para 2021 (superando los 4.200 millones de dólares) y duplicar el número de turistas, por lo que planea invertir 1.141 millones de dólares hasta 2021 en la construcción de 62 nuevos hoteles. Además, existen interesantes oportunidades en el turismo gastronómico y rural».
Otros de los atractivos de Perú, según Millán, son su pertenencia a la Alianza Pacífico y su situación logística, ya que convierten al país en un hub de negocios para acceder a terceros mercados, aprovechando los 27 tratados de libre comercio vigentes y los 72 socios comerciales. En total, acceso potencial a un mercado de 3.300 millones de consumidores.
3. Canadá
«Los aranceles de Trump, la ralentización de mercados más próximos a nuestro entorno (como Francia o Alemania) y los buenos resultados cosechados desde la aprobación hace dos años del tratado de libre comercio UE-Canadá (CETA), lo convierten en una interesante oportunidad. Sobre todo, porque también puede servir de plataforma de acceso al mercado estadounidense», asegura este experto.
Según los últimos datos publicados por la Secretaría de Estado de Comercio, «el crecimiento de las exportaciones españolas a Canadá desde la entrada en vigor del CETA se han acelerado y sólo en el primer semestre de 2019 se han incrementado un 28,7 % hasta los 1.012,5 millones de euros. Sin embargo, como ocurre con Australia, el volumen total de exportaciones españolas a Canadá solo supusieron el 0,7 % del total de exportaciones, situándose entre la decena de países que tiraron al alza del conjunto de las ventas al exterior. En términos generales, y según el informe, España exporta a Canadá máquinas y aparatos mecánicos, farmaquímica, combustibles y lubricantes, automóviles y bebidas, mientras que importa combustibles, minerales, aeronaves y equipamientos mecánicos».
Millán subraya que con 37,5 millones de habitantes y cerca de 10 millones de km2, Canadá es el segundo país más grande del mundo y disfruta de una de las economías más estables, prósperas y abiertas de la actualidad. «Se trata de un país que ofrece muy buenas oportunidades de negocio para las empresas españolas del sector agroalimentario, especialmente para productos gourmet y ecológicos, así como para el sector del vino (la oferta de vino proviene mayoritariamente de la importación –en torno al 70% del mercado– y las exportaciones vinícolas españolas a Canadá han aumentado un 27% en los últimos años), alimentación…».
Este experto destaca otro aspecto: «El hecho de que el multiculturalismo sea una característica fundamental de la sociedad canadiense ha influenciado en gran medida las tendencias de consumo. Así, la ausencia de tradiciones culinarias propias hace que el consumidor canadiense busque cada vez más productos de importación, lo que unido a la influencia de la inmigración propiciará una mayor demanda de nuevos productos procedentes de los países de los inmigrantes, favoreciendo el desarrollo de la comida étnica de especialidad y una mayor presencia de los productos mediterráneos. Junto al gusto por la dieta mediterránea, los productos gourmet o de ‘tapeo’ (como el aceite de oliva, las aceitunas, el jamón, el queso, las conservas de pescado y la fruta –especialmente el caqui–), también existe una fuerte tendencia hacia productos que tengan un beneficio para la salud –sin alérgenos, productos bio…– y productos prácticos –porciones individuales, nuevos envases que permitan el disfrute del producto mientras se camina o se conduce…–. Los canadienses buscan productos con una presentación exterior excelente, con envases atractivos que además contengan un cúmulo importante de información nutricional y sean explícitos en cuanto a las formas de utilización».
Según Millán, la ingeniería, las infraestructuras (por las concesiones) y la automoción son segmentos en crecimiento. «Las ventas de motores de automóviles se han multiplicado por 125, al pasar de 134.200 euros en 2017 a 167,8 millones de euros en 2018, después de que el CETA eliminara los aranceles canadienses de hasta el 9,5 % que gravaban la entrada de los vehículos y sus componentes. También puede haber buenas oportunidades para actividades relacionadas con las energías renovables, la biotecnología, las tecnologías de la información, los bienes industriales o el diseño y bienes de consumo como el mueble y el calzado. No obstante, hay que tener en cuenta que todavía queda mucho por hacer y no debemos olvidar que las mismas oportunidades y ventajas que el CETA abre a las empresas españolas, también se las ofrece al resto de empresas de otros países comunitarios».
Fuente: Web Emprendedores